La forma de reducir el déficit público podría ser aumentando los ingresos o reduciendo los gastos.
Aumentar los ingresos lleva a aumentar los impuestos (directos, indirectos, especiales) y las tasas (aduana...). El problema con el aumento de los impuestos es que fundamentalmente con los impuestos directos se retrae una parte del dinero de cada mes, con lo que hay una disminución del gasto doméstico y un descenso del ahorro de las empresas. Al existir posibilidad menor de gasto se reduce el gasto y la inversión, con lo que no se llevarían a cabo bien los presupuestos al no haber el crecimiento económico esperado.
En el caso de impuestos indirectos (bienes y servicios) una subida de estos impuestos llevaría a un aumento de la inflación. Por lo tanto el estado actúa sobre el sector privado para reducir el déficit. Es difícil bajar el déficit aumentando los ingresos.
En cuanto a la disminución de gastos. Hay tres tipos de gastos que constituyen los pilares del estado del bienestar: educación, pensiones, sanidad y seguridad social. En los últimos años se ha venido creando el cuarto pilar del estado del bienestar: la dependencia, que es el sostenimiento económico de los discapacitados y personas mayores.
El problema que supone la reducción de estos gastos, es sobre todo político al tener que mantener los conceptos del estado del bienestar. Esto es debido a que hay una gran cantidad de población con derecho al voto entre estos grupos, sobre todo pensionistas.
De las tres primeras partidas hay poca posibilidad de bajar los gastos, lo único que se puede hacer es mejorar la gestión, lo que supone que los gastos en hospital y farmacia se haga que bajen, con el cambio de empresas públicas a privadas y con una nueva gestión en farmacias.
La reducción se da de manifiesto en otros gastos como pueden ser con la congelación, o incluso llegar, como se ha hecho, a la reducción del sueldo de los funcionarios, y reducción de la inversión pública, ahorrando en la compra de bienes y servicios.
Por último existe otra manera de reducir el déficit público que afecta de manera diferente a los ingresos. Esta forma es la lucha contra el fraude fiscal, ya que todo el mundo no declara sus rentas, fraude en el IVA, economía sumergidas. Esto da lugar a unos 253.000 millones de euros que el estado no ingresa al no contemplarlos. Otros gastos que habrían de contenerse son los gastos propios generados por tener déficit, que suponen 105.000 millones de euros que se han de gastar en deuda pública (causados por los intereses de esta), con lo que todo esto supone una disminución en la capacidad de gasto.
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