El ser humano está compuesto por más del 60 % de agua, siendo en peso su mayor proporción, como el resto de los seres vivos. Su función en el cuerpo humano es vital, ya que sus reacciones bioquímicas y su funcionamiento metabólico dependen de ella, hasta el punto de que es muy raro sobrevivir más de tres días sin agua.
Hasta tiempos relativamente recientes, mediados del siglo XIX a principios del XX, conseguir el suministro diario necesario del agua para las personas era una tarea dura. Había que ir a buscarla a las fuentes o al río y transportarla de regreso, muy frecuentemente en medio de duras condiciones meteorológicas o de otra índole. Pero no sólo el agua debía ser suficiente, sino que además debía de estar limpia, sin patógenos o contaminantes, por lo que no eran nada raras las enfermedades transmitidas a través del agua, algunas de ellas mortales.
La llegada del agua corriente a las viviendas influyó notablemente en la mejora humana y en el aumento de la esperanza de vida. Y ello fue posible gracias a un invento: la bomba hidráulica.
La bomba hidraúlica mueve el agua de una zona más baja o con menos presión a otra de mayor altitud o mayor presión. Algunas de las posibilidades que nos brindan son poder sacar agua de un pozo, suministrar agua a nuestras vivienda, regar los cultivos y jardines, y abastecer de agua a la industria.
En la existencia humana, si no existieran las bombas habría que inventarlas, por lo que ya desde la Antigua Grecia se conocían. El tornillo de Arquímedes fue descrito por el sabio griego.
Las bombas pueden ser volumétricas o rotodinámicas. Las bombas volúmetricas usan los principios de la hidrostática, aumentando la presión por el empuje de las paredes de las cámaras que varían su volumen; pueden funcionar con un émbolo, membrana, paletas, etc. Las bombas rotodinámicas usan los principios de la hidrodinámica, existiendo un intercambio de cantidad de movimiento entre la bomba y el agua; en estas, uno o varios rodetes con álabes giran creando un campo de presiones en el agua.
Las bombas pueden ser accionadas manualmente (como la bomba de balancín), por un motor eléctrico o de combustión, por aire comprimido, o por agua (como la noria).
Un tipo especial de bombas es la bomba sumergible, que posee un impulsor unido a la carcasa, sumergiéndose todo el conjunto en el agua. Su ventaja es que al no depender de la presión aire externa para hacer ascender el líquido, este puede conseguir más fuerza de elevación. Estas tienen muchos usos: bombeo de aguas residuales, bombeo industrial, drenaje, pozos, etc.
Cada vez que abres el grifo para beber agua o lavarte, cada vez que te duchas, cada vez que haces la comida y friegas la vajilla, cada vez que riegas el jardín, cada vez que se riegan las cosechas que dan de comer a todos, y en definitiva cada vez que necesitamos agua, la obtenemos gracias a la bomba hidráulica, el ingenio sin el que no podríamos vivir, ni beber.
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