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Imágenes del pasado como máquina del tiempo

Antes de la invención de la fotografía, la única forma que tenían nuestros antepasados de capturar las imágenes de sus vidas era mediante la pintura, pero esta no siempre era realista, pues a veces el artista usaba su libertad artística o si la pintura era de encargo se realizaba a gusto del comprador.

Con la invención de la fotografía cambió todo y tanto fue así que la pintura se liberó de la realidad, ya que le había salido un competidor mucho más fiel. Y entonces fue cuando la pintura tomó independencia de las imágenes reales, apareciendo el impresionismo, el puntillismo, y más tarde el cubismo, el surrealismo, buscando la pintura otras fuentes de inspiración que no fueran las imágenes reales, como los sueños, los pensamientos, las sensaciones, etc.

El pintor alemán del siglo XV Alberto Durero se pintó a sí mismo en un autorretrato, en un óleo sobre tabla, en 1498. Esta pintura se halla actualmente en el Museo del Prado de Madrid.


Al ver el cuadro, puede parecer una imagen algo arrogante, pero su rostro es real, no está idealizado. Tiene pliegues en los párpados, la nariz prominente y el rostro alargado. Por varios autorretratos que se hizo a lo largo de su vida, se comprueba que este es completamente realista. Debajo de la ventana aparece una inscripción: 1498. Lo pinté a mi propia imagen. Tengo 26 años.

En este caso, el cuadro es como una foto. Pero sólo en lo que respecta al rostro de Durero, que posiblemente lo pintara ayudado de un espejo. Es posible que tuviera esa misma ropa lujosa y el cuadro cuyo fragmento aparece. Sí, así era realmente Alberto Durero, pero no es una captura instantánea de la realidad, como una fotografía.

Joseph Nicéphore Niépce fue un terrateniente francés, químico, científico aficionado... y pésimo dibujante, que inventó, junto con Daguerre, el primer proceso fotográfico que tuvo éxito. Desde su ventana capturó una imagen de su mansión, en 1826. Es la primera fotografía conocida y se conserva actualmente en la Universidad de Texas.

Como resultado de las 8 horas de exposición, la luz del sol ilumina los edificios de ambos lados.


La calidad es muy mala y la foto no es nada nítida, pero es la primera captura, como tal, de una imagen del pasado. El parecido con la realidad no es muy bueno, como se puede ver en este enlace.

Desde entonces, la fotografía evolucionó mucho, y las imágenes obtenidas fueron completamente nítidas. La primera fotografía en color, de un tartán escocés, fue realizada en 1861 por el físico escocés James Clerk Maxwell.


Aunque el enfoque y la exposición son correctas, porque en esa época ya se dominaba, la técnica de los colores no está del todo perfeccionada.

Pero a principios del siglo XX, dados los avances hasta ese momento de la fotografía en color, las imágenes obtenidas son de una gran calidad, pero su precio, a la hora de popularizarse resulta prohibitivo, por lo que sólo se emplean puntualmente.

Serguéi Prokudin-Gorski, químico y discípulo de Mendeléyev, el creador de la Tabla Periódica, recorre Rusia e inmortaliza sus imágenes en color. Moriría en Paris en 1944, tras salir de Rusia en 1918, después de enterarse de la muerte del zar.

Muchachas rusas de una zona rural
Muchachas griegas recogiendo té en Georgia
 Alim Khan, emir de Bukhara en 1911

Hay muchas cosas que nos pueden transportar al pasado, como una sensación, un olor, un recuerdo, pero una de las máquinas del tiempo más efectivas son las imágenes.






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