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La comunicación en los primates

Comunicación en los primates

El objeto de la comunicación en los primates

Al igual que otros animales, los primates se comunican para satisfacer sus necesidades biológicas y sociales, tales como evitar a los depredadores, tener interacción con otros miembros del grupo, o el mantener la cohesión social en los viajes. Para este fin, se utilizan una serie de diferentes señales, muchas de los cuales han evolucionado directamente como abreviaturas ritualizadas de comportamiento más básico o procesos fisiológicos. Por ejemplo, los chimpancés a veces reaccionan con piloerección (erizamiento del pelo) durante los conflictos, lo que los hace parecer más grandes y peligrosos.

La mayoría de los primates viven en grupos en los que los miembros se conocen entre sí de forma individual y mantienen relaciones sociales multifacéticas, factores que se cree que favorecen la evolución de las habilidades de comunicación avanzadas. Sin embargo, otros animales con comportamiento social complejo, como los delfines, también muestran habilidades de comunicación sofisticadas, lo que sugiere que la comunicación compleja no se limita a los primates.


Señales deshonestas o grito del lobo ("Cry Wolf")

Los monos a veces producen alarmas como si estuviesen próximos depredadores terrestres al competir por la comida, a pesar de que ningún depredador está cerca. Pero en general, rara vez los primates utilizan tales señales deshonestas o grito del lobo ("Cry Wolf"). ¿Por qué no son más comunes estas señales deshonestas? Una solución ha sido dada por Zahavi (1975) haciendo alusión al "principio de la desventaja", la mentira conlleva un coste relativamente alto. También se ha argumentado que, en los primates, el engaño ayuda a que se conozcan  (Silk et al. 2000). Por otra parte, los primates pueden aprender a ignorar comunicadores poco fiables (Cheney y Seyfarth 1988), lo que sugiere que existen actos de reputación como medida de seguridad adicional contra las señales deshonestas. La señalización honesta pervive debido a la existencia de receptores escépticos.


Formas de comunicación de los primates

La comunicación de los primates se lleva a cabo en distintas modalidades. El olfato es una de las menos investigadas, en parte porque es difícil de medir y de manipular las señales olfativas, especialmente en el medio silvestre. Sin embargo, probablemente todos secretan aromas primates que influyen en los demás. Un ejemplo notable es el hedor en las peleas de machos lemures de cola anillada. Durante los conflictos, los machos frotan sus colas a través de sus glándulas del pecho y la muñeca antes de agitarlas el uno al otro (Jolly 1966). En general, las señales olfativas juegan un papel importante al establecer demandas sobre los recursos y la visualización de las características individuales, tales como el estado de reproducción, el rango social, la compatibilidad, y otros rasgos genéticos (Wedekind et al. 1995). Una de las dificultades en la investigación sobre la comunicación olfativa es que a menudo no está claro si las sustancias que producen aromas se liberan de manera activa y estratégica en el medio ambiente, o son subproductos secundarios de los procesos metabólicos generales. La aplicación de sustancias aromáticas sobre un sustrato o el cuerpo son excepcionales y no se sabe si se realizan con en fin de generar señales comunicativas.

En el campo visual, primates utilizan una serie de gestos faciales y movimientos de partes del cuerpo como señales de comunicación, a veces combinadas con componentes táctiles. El gorila se da golpes en el pecho y monos Rhesus enseñan los dientes, como ejemplos de cómo diferentes especies expresan su rango social a través de las señales visuales. La investigación actual se ha centrado tanto en gestos, que son interesantes debido a su uso versátil y específico de la especie en una variedad de contextos sociales. Los gestos se han estudiado principalmente en los grandes simios, donde se ha encontrado una considerable variación entre los individuos y los grupos. Si parte de esta variación se aprende socialmente y si potencialmente algo cultural es todavía una cuestión sin resolver. Un hallazgo más establecido es que, durante el gesto, los monos tienen en cuenta la atención de los demás y despliegan sus señales en consecuencia (Call y Tomasello 2007). Curiosamente, sin embargo, casi no hay evidencia de que los gestos de primates, o combinaciones de los mismos, tengan un significado simbólico, en referencia a entidades externas (Cartmill & Byrne 2010). En cambio, parece que funcionan principalmente para facilitar las interacciones sociales de relacionarse con los demás o para persuadir a otros a comportarse de una manera deseada.

Las señales vocales se desarrollan bajo un fuerte control genético. Los seres humanos también poseen un repertorio específico de este tipo de llamadas específicas de contexto, pero, además, también poseen un amplio control sobre la producción vocal, una habilidad que se desarrolla tempranamente y es crucial para la adquisición del habla. Tales altos grados de control vocal no se ve en otros primates y una hipótesis interesante es que es el producto de cambios genéticos relativamente recientes durante la evolución humana (Enard et al. 2002). Si esto es correcto, entonces nuestros antepasados ​​homínidos deben haber contado con un sistema de comunicación similar al de los primates.

En resumen, los primates utilizan varias formas de comunicación. La olfativa está poco investigada, pero probablemente muy extendida, pero no es versátil y está limitada a las funciones biológicas básicas. Dentro de la modalidad visual, los gestos son algo así como una excepción debido a su flexibilidad y al uso orientado socialmente. Por último, la comunicación vocal se basa en repertorios específicos de la especie.


Los orígenes de la sintaxis y el significado

¿Cuáles son los orígenes evolutivos de la sintaxis? Se piensa que la comprensión de los lenguajes humanos posee una gran base genética que permite que los niños adquieran el lenguaje sin mucha ayuda (Chomsky 2005). Aunque se considera cierto, ha sido imposible encontrar apoyo empírico convincente para esta idea, por ejemplo, mediante la identificación de las características gramaticales que son compartidos entre todas las lenguas del mundo (Evans & Levinson 2009). Sin embargo, los seres humanos poseen la capacidad de comunicación sintáctica, ¿cuáles son las raíces biológicas de esta habilidad? En un nivel básico, varios primates producen expresiones que consisten en combinaciones de llamadas que pueden ser significativas para los demás. Por ejemplo, algunos monos producen series de dos fuertes llamadas básicos a amenazas externas, como predadores. Además, los machos a veces combinan las dos llamadas en una secuencia única, que transmite su propio significado de alejarse, pues existe una amenaza próxima. También se han encontrado secuencias de vocalizaciones en gibones y bonobos, lo que sugiere que las secuencias sintácticamente organizadas están muy extendidos en la comunicación de los primates. En contraste con el lenguaje humano, no hay pruebas de que los primates utilicen tales combinaciones de llamada de una manera generativa y creativas para "hacer uso infinito de medios finitos" (Humboldt 1836).

Otra de las características de la comunicación humana es que los actos de habla pueden ser simbólicos, al referirse a ambas entidades mentales y los acontecimientos en el mundo exterior. Por otra parte, los humanos hacen un amplio uso de señales simbólicas, como señalar o gesticular, y desde una edad temprana, los niños entienden que las señales simbólicas se complementan entre sí en su capacidad de referirse a los objetos externos (Gliga y Csibra 2009). Aunque la investigación de laboratorio ha demostrado que los grandes simios pueden aprender un gran número de símbolos arbitrarios y utilizarlos, hay poca evidencia de que utilizan esos conocimientos adquiridos de manera creativa o cuando se comunican entre sí.

En la comunicación natural algunas señales de primates funcionan de manera simbólica, el ejemplo clásico es el de las llamadas de alarma del mono verde. Estos monos producen llamadas de alarma acústicamente distintas en respuesta a diferentes depredadores, que a su vez provocan respuestas adaptativas en los oyentes, como si el depredador correspondiente estuviera presente (Seyfarth et al. 1980). Como no hay nada en las características acústicas de las llamadas que permita a los receptores para inferir la causa de la llamada, las llamadas funcionan como símbolos. Por la misma lógica, sin embargo, el lenguaje de la danza de las abejas también se califica como un símbolo, lo que sugiere que algunos animales pueden no apreciar la naturaleza simbólica de sus señales, pero operan con mecanismos cognitivos menos complicados. Para la comunicación de los primates, varios estudios han tratado de abordar este punto. En un experimento, los monos diana fueron expuestos a pares de estímulos de reproducción que simulaban la presencia de un depredador, un águila o un leopardo. En el experimento, la vocalización depredador fue sustituida por las llamadas de alarma correspondientes de otro mono. Los sujetos respondieron de manera que sugerían que fueron guiados por una representación mental del evento correspondiente, independiente de las características acústicas de los estímulos presentados a ellos (Zuberbühler et al 1999). Este y otros trabajos sugieren que los primates tienen una cierta comprensión de que las llamadas se refieren a eventos externos, que representan mentalmente, incluso si no pueden verlos.

En resumen, aunque los primates a veces se combinan diferentes tipos de llamadas en las expresiones complejas que sean significativas para los demás, todavía no está claro cómo este comportamiento está relacionado con la sintaxis en el lenguaje humano. Una diferencia clave parece ser que los lenguajes humanos y sus gramáticas, están socialmente aprendidos, mientras que no existe tal evidencia de secuencias en las llamada de primates. La diferencia entre la comunicación de humanos y primates es menos evidente en el dominio de la comprensión en las llamadas. Tanto los primates humanos y no humanos extraen significado al relacionar estructuras sonoras arbitrarias a los eventos de la vida real y sus representaciones mentales.


La información activa

Otro debate en la evolución del lenguaje es si los primates se comunican a informar activamente a los demás. Los seres humanos tienden a interpretar los actos comunicativos como una intención subyacente de ser informativos (Grice, 1969). Por lo tanto, el significado no surge únicamente a partir de una señal de voz, sino también desde el terreno común compartido por los interlocutores. Actualmente no existe una gran evidencia de que la comunicación de los primates opere de esta manera, a pesar de que algunas habilidades clave parecen estar presentes. Por ejemplo, los primates pueden predecir el impacto de sus señales a los demás (Hopkins et al. 2007). Simios y monos han demostrado un considerable conocimiento de que quienes reciben sus mensajes, que sugiere que tienen una cierta comprensión de los efectos de sus llamadas y gestos.

Los humanos, sin embargo, van un paso más allá, ya que son comunicadores y receptores de comunicación en relación con sus intenciones compartidas (Tomasello 2008). En consecuencia, la comunicación humana es bidireccional, conversacional, y en base a convenciones en cuanto cómo lo que se quiere transmitir debe ser comunicado. No hay un equivalente directo en la comunicación de los primates. Aunque el gesto de señalar no tiene un significado independiente, es muy eficaz en la activación de la atención compartida entre comunicadores y receptores en relación con un referente externo. Los simios también producen gestos para pedir objetos, pero no hay pruebas convincentes de que lo hagan únicamente para ser informativos. El grado en que los primates perciben y comparten las intenciones de los demás, y para comunicarse, como parte de una experiencia cooperativa, es el objeto de muchas investigaciones en curso. Los resultados tienden a delinear más claramente la relación entre la comunicación de los primates y el lenguaje humano. Como tales, se darán avances hacia una de las preguntas más interesantes de la ciencia: ¿Qué parte de nuestra biología es únicamente humana y que parte de nuestra herencia genética es primate?



Paleontología Humana

1 comentario:

  1. En el reino animal, el olfato es mucho más que un sentido; es un lenguaje sutil que habla de territorio, emociones y alertas. Desde feromonas hasta rastros, cada aroma cuenta una historia invisible pero poderosa.

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