Australopithecus sediba es una especie extinta de homínido australopitecino gracil, cuyos restos descubiertos tienen una datación de 1,78-1,95 millones de años, en el Pleistoceno. La especie es conocida por dos esqueletos parciales hallados en Sudáfrica: un macho de unos 10 años, al que se considera como holotipo para definir la especie y una hembra de entre 20 y 30 años, considerada paratipo, ejemplar de la especie no que no es holotipo. Más de 130 elementos de la especie han sido descubiertos hasta la fecha, incluyendo un niño de entre 12 y 18 meses. Los esqueletos parciales fueron inicialmente descritos en la revista Science por el profesor Lee R. Berger y sus colegas como una nueva especie que correspondería a los primeros ancestros humanos, llamado Australopithecus sediba. Sediba, en idioma sesotho, hablado en Sudáfrica, significa manantial o pozo de agua. en idioma sesotho.
El primer espécimen de Australopithecus sediba fue hallado por el hijo de Lee Berger, Matthew, en agosto de 2008, mientras exploraba cerca del lugar donde su padre cavaba. El descubrimiento fue anunciado públicamente en abril de 2010. También se encontró en el sitio arqueológico, conocido como Malapa, una gran variedad de fósiles de animales, incluyendo dientes de sables, mangostas, hienas y antílopes. En julio de 2012, científicos del Instituto Wits sobre la Evolución Humana anunciaron el descubrimiento de un esqueleto de Australopithecus sediba en una roca que fue extraída de un sitio arqueológico tres años antes.
Cráneo holotipo de Australopithecus sediba |
Características anatómicas
Australopithecus sediba poseía un cerebro relativamente pequeño y unos brazos muy largos, propios de los australopitecos, pero también una cara muy avanzada, con una nariz y dientes pequeños, una pelvis que le permitía caminar erguido y piernas largas. A pesar de que sólo se han encontrado restos fragmentarios de su fémur y tibia y que sus pies presentan caracteres primitivos, se ha podido concluir que podía caminar y posiblemente correr como un humano.
La capacidad craneal estimada de Australopithecus sediba es sólo de 420-450 cc, pero su pulgar extralargo y sus dedos fuertes sugieren que Australopithecus sediba fue la primera especie en fabricar herramientas, hace 1,9 millones de años.
Es un candidato para ser considerado una transición entre los Australopithecus africanus y el Homo habilis, o incluso, un antepasado directo de Homo erectus. Otros paleoantropólogos son contrarios a esta tesis, sostenida por los autores de la descripción inicial. Tim White y Ron Clarke afirman que los nuevos fósiles serían una rama sudafricana tardía de australopitecos y coetánea con miembros ya existentes del género Homo, ya que sostienen que la mandíbula inferior de Homo rudolfensis descubierta por Friedemann Schrenk, de unos 2,5 millones de año, es el resto fósil más antiguo del género Homo, claramente más antiguo que los fósiles de Australopithecus sediba; también afirman que las características de Australopithecus sediba tienen relativamente poco en común con Homo y siguen, por tanto, apuntando a Australopithecus afarensis como su ancestro más probable. Otros especialistas sostienen que que los autores de Australopithecus sediba no han tenido en cuenta la amplia variabilidad de Australopithecus africanus como para poder adscribir los nuevos restos a una especie diferente, además de obviar que los rasgos descritos corresponden a ejemplares juveniles y que bien pudieran variar respecto a los adultos.
Desde la publicación del hallazgo y de las primeras conclusiones en 2010, ha habido muchos estudios sobre esta especie y su lugar en la evolución humana. Uno de los aspectos constituye su forma de caminar. Un talón preservado de una hembra adulta presenta una forma apuntada con hueso retorcido, al contrario que el humano, que es ancho y plano. Por este motivo, esta especie caminaría retorciendo el pie para dar el siguiente paso, haciendo un bamboleo, de forma parecida a como lo hacen los chimpancés. Estas conclusiones de Berger y su equipo tienen un enorme consenso en la comunidad científica, señalando que definitivamente su modo de caminar es muy diferente que el del resto de los homínidos.
El dimorfismo sexual en Australopithecus sediba parece similar al de los humanos modernos.
Lugar en la evolución humana
No parece estar claro que esta especie sea el eslabón perdido o una pieza clave en la evolución del humano moderno. Tiene rasgos claramente simiescos, como tórax estrecho y cónico, brazos largos y pie similar al del chimpancé, aunque con un tobillo como el de Homo. El talón es todavía más primitivo que el de Australopithecus afarensis. Pero también tiene otros rasgos más humanos como una columna flexible, mismo número de vértebras lumbares que Homo, con muñeca, mano y dedos adaptados al agarre de precisión, con la capacidad de fabricar herramientas sin perder la capacidad de escalada. Su boca es parecida a la humana, con caninos pequeños. El cerebro, aunque es pequeño, posee una región frontal expandida lo que indica una avanzada reorganización de la materia gris.
Se dan varias interpretaciones sobre su lugar filogenético. Australopithecus sediba probablemente desciende de Australopithecus africanus, y parece el australopiteco más cercano a Homo.
Su talón, más primitivo que el de Australopithecus afarensis, da pie a pensar a que forma parte de un linaje diferente al representado por Australopithecus afarensis y Australopithecus africanus. Australopithecus sediba podría estar en el camino evolutivo a Homo ergaster. Esta alternativa es defendida, entre otros, por Chris Stringer. Homo habilis constituiría una una rama aislada y sin descendencia del árbol de Homo.
Se podría admitir una secuencia filogenética Australopithecus sediba - Homo habilis - Homo erectus. Australopithecus sediba comparte con Homo erectus algunos rasgos craneales que no se ven en Homo habilis. En contra de esta hipótesis, la anatomía de los restos candidatos a Homo temprano es diferente a la del sediba. Podría representar un grupo hermano que persistió durante algún tiempo después de la primera aparición de Homo. Ésta parece la hipótesis más probable, defendida entre otros por Donald Johanson.
Ecología
Del análisis de los tejidos adheridos a las placas dentales, se deduce que su alimentación incluía cortezas blandas, hojas, frutos y otros productos vegetales de los ambientes boscosos y cerrados, incluso duros, una alimentación generalista y diversa muy diferente a la del resto de los australopitecinos y primeros Homo.
Con respecto a la fauna asociada, hasta el momento se han recuperado algunos esqueletos parciales de bóvidos. Las especies encontradas parecen indicar un mosaico de praderas, con fuentes permanentes de agua cercanas. Los huesos exhiben fracturas, pero no marcas de corte y su origen y proceso de formación parece ser el mismo que el de los fósiles homínidos.
0 comentarios:
Publicar un comentario